El 299, ¿cómo se pagó?
La construcción del Palacio Bursátil ubicado en Sarmiento 299 implicó una innumerable cantidad de consideraciones. Entre ellas, el financiamiento de la obra. A continuación, algunos detalles de esta historia.

Los hombres de la Bolsa venían de ser arrendatarios del inmueble ubicado en la ochava de Rivadavia y 25 de Mayo frente a la Plaza de Mayo, según un contrato de alquiler a 30 años que vencía en 1912. Este acuerdo, suscripto en 1882, había sido alcanzado con la Sociedad del Edificio Plaza de Mayo, constituida desde su origen con el objeto de lucrar con el alquiler del edificio.
“El 299” nació con un espíritu diametralmente opuesto. La Sociedad Constructora de la Bolsa de Comercio, constituida en 1912 para impulsar y llevar adelante la realización de la casa nueva, por su forma de constitución se aseguraba una existencia íntimamente ligada a los destinos de la Bolsa de Comercio. Contemplaba, inclusive, que esta entidad fuera la única propietaria del inmueble en el cual desarrollaría sus futuras actividades.
La Sociedad Constructora de la Bolsa de Comercio desde sus orígenes se constituyó como sociedad anónima y se dio un capital de dos millones de pesos oro, requisitos necesarios a efectos de facilitar la colocación en el exterior de los empréstitos proyectados. Para financiar las obras de construcción del edificio planificaba contraer un empréstito en el exterior y así ampliar los fondos provenientes de la suscripción interna de acciones. Esa fue la idea inicial, pero el conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) eliminó la posibilidad de préstamos exteriores y sólo la cooperación del Banco Español del Río de la Plata permitió dar término a la obra que seguía en marcha.
Con el correr de los años, hubo épocas en las que a la Bolsa le resultó difícil abonar los intereses y amortizaciones de los préstamos. Sin embargo, la implantación, en 1944, de un derecho de bolsa para toda operación registrada dentro de la institución permitió liquidar en poco tiempo las deudas pendientes. Cierto es que el proceso inflacionario —que siempre favorece a los que tienen deudas—, y el gran aumento de transacciones en el recinto en 1947 y 1948, también influyeron en la liquidación total de la deuda.
Detalles de la compra de los terrenos para la obra
Ante el fracaso de las gestiones para adquirir el inmueble de la ochava de Rivadavia y 25 de Mayo, se estudió una propuesta de venta de tres inmuebles contiguos ubicados en las calles 25 de Mayo, Sarmiento y Paseo de Julio (hoy L.N. Alem), de una superficie aproximada de 3000 varas cuadradas (2000 m2) por el precio de dos millones de pesos de curso legal, al contado. La Cámara Sindical (como se denominaba a la Bolsa en aquel entonces) se asesoró por personas entendidas y opiniones de arquitectos distinguidos y aceptó.
Luego, se consideró que el terreno era reducido para las proporciones de la futura Bolsa; de modo que, siempre con un espíritu menos mezquino y visión de porvenir, se pensó adquirir el del Dr. Mariano Ortiz Basualdo, se tendría así 4000 varas (unos 2800 m2). Este señor no accedió, no quería vender. Sin embargo, el señor Luis Scheiner ofreció la venta de su propiedad, contigua a la del señor Ortiz Basualdo, para ofrecérsela en permuta. Así fue como en 1911, según consta en la Memoria de la Bolsa de ese año, se firmó el boleto de compraventa con el señor Scheiner y de permuta con el señor Ortíz Basualdo.
Posteriormente, se estudiaron los proyectos presentados por tres firmas de arquitectos y se acordó confiar la confección definitiva de planos al arquitecto Alejandro Christophersen y, además, su dirección de obra. En 1913 se aprobaron los planos y presupuestos presentados, se demolió lo existente, se llamó a licitación de empresas constructoras y sobre una concurrencia de seis firmas, se eligió al señor Baldasarre Zani.
A fines de 1916, concluyeron las obras y el 15 de diciembre de ese año, al cerrar la segunda rueda de títulos, los socios de la Bolsa, encabezados por los miembros de la Cámara y un grupo de los comisionistas más antiguos, abandonaron el antiguo local por la puerta que daba a la calle Rivadavia y marchando por 25 de Mayo se dirigieron hacia el edificio para tomar posesión de su nueva casa. Nunca más volvieron a alquilar.