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El momento de organizar tus finanzas es… ¡ahora!

Dicen que el dinero va y viene. Pero a veces sentimos que se va más de lo que llega. A esa sensación, que es totalmente normal, se la puede combatir con una solución muy sencilla: la organización.

Para aprovechar al máximo los beneficios de tus finanzas personales, ciertamente hay que ordenarlas, pero antes hay que tenerlas bien a la vista. Muchas veces, los números dan miedo. Preferimos confiar en el débito automático en lugar de revisar qué pagamos y cuándo. Sin embargo, ¡mirar las finanzas de frente es necesario! Aunque parece que no hace la diferencia, nos ayuda a generar la costumbre de cuidar nuestro dinero y usarlo de forma inteligente.

Te dejo algunos consejos para empezar a generar el hábito:
1. Establecé objetivos claros y acordes con tus posibilidades: Es importante que armes un presupuesto y te comprometas a seguirlo, poniendo plazos que puedas cumplir para ir ganando motivación.
2. Registrá cómo usás tu dinero y cuáles son tus prioridades actuales: Estar al tanto de tus ingresos y egresos te puede ayudar a definir cuánta plata tenés disponible para invertir. Te sugiero hacer este ejercicio de registro una vez al mes.
3. Intentá gastar menos de lo que ganás: Moverte con disciplina, ser consciente y no caer en actos compulsivos ayuda a ordenar y mantener el control.
4. Cuidá tu historial crediticio: Usá tus tarjetas responsablemente y pagá el total todos los meses. Una buena conducta lleva a una buena calificación, y eso se traduce en mejores oportunidades para el futuro. Asimismo, evitás una acumulación de intereses cada vez más difícil de devolver.
5. Si tenés deudas, pagá primero las que tengan intereses más altos: Saldar las deudas más caras en primer lugar te permitirá ponerte al día más rápido.
6. Guiate por la regla 50/30/20: El 50% de tus ingresos comúnmente se destina a gastos esenciales, el 30% a estilo de vida, y el 20% debería ir directo a ahorro/inversión.
7. Automatizá tus ahorros e inversiones: Definí un porcentaje para asegurarte cierta cantidad de dinero que trabaje para vos. Se recomienda un 20%, de manera mensual y sistemática.
8. Generá un fondo de emergencia: Preparate para imprevistos guardando entre tres y seis meses de gastos personales. Esto te dará tranquilidad para actuar en caso de ser necesario.
9. Negociá mejores tarifas: Tanto al momento de cobrar por tu trabajo como a la hora de pagar servicios, tené en cuenta que es posible renegociar condiciones para que esos números sean más favorables.
10. Buscá información y fuentes confiables: Aprender te permite tomar decisiones fundamentadas y con mayor posibilidad de éxito. Aparte del conocimiento personal, es muy útil contar con una persona que te acompañe y te indique las mejores opciones para que tu dinero no quede quieto y, así, rinda cada vez más.

Es importante que armes un presupuesto y te comprometas a seguirlo, poniendo plazos que puedas cumplir para ir ganando motivación.

¿Cuál es el costo de no hacer nada?

Siempre decimos que el mejor momento para empezar a invertir es “ahora”. Pero en realidad, el mejor momento ya pasó: porque si hubiéramos arrancado antes, hoy tendríamos más dinero. No importa en qué año o mes lo leas, esa frase siempre es cierta.

Dejar la plata quieta en una cuenta bancaria es más caro de lo que parece. Por ejemplo, si hace 5 años hubieras dejado $100.000 en una caja de ahorro en pesos, hoy no conservarías ni una mínima parte de su poder de compra. La inflación acumulada y la pérdida de valor del Peso habrían hecho su trabajo silencioso.

En cambio, si esos $100.000 los hubieras invertido en un CEDEAR de Coca-Cola sin asumir grandes riesgos –dado que se trata de una acción conservadora y que, supuestamente, tu objetivo habría sido preservar el valor en dólares–, hoy esa inversión estaría valuada en torno a los $1.850.000.

Ahora bien, si en vez de priorizar cobertura cambiaria hubieras apostado por crecimiento, colocando los mismos $100.000 en un CEDEAR de Apple, hoy podrías tener $2.500.000, asumiendo mayor volatilidad, pero también mayor potencial de largo plazo.
La diferencia no está solo en el monto, sino además en lo que podés hacer con ese dinero. Organizar tus finanzas no es solamente tener control, sino también permitir que cada peso que ganás trabaje para vos. Porque no hacer nada también es una decisión… ¡y suele ser la más cara!