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Bolsa de Comercio de Buenos Aires

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El inicio de una nueva era

La inauguración del edificio de la BCBA, diseñado y construido por el célebre arquitecto Alejandro Christophersen, fue uno de los acontecimientos más relevantes en la historia de la Institución. Mientras en Europa finalizaba la Primera Guerra Mundial, en Buenos Aires los hombres de Bolsa se preparaban para enfrentar los desafíos del siglo XX. A continuación, el detalle de los sucesos de diciembre de 1916 registrado en la Memoria de la Bolsa porteña.

CASI LISTO. Imagen histórica del final de obra del Palacio Bursátil, circa diciembre de 1916. Tal como lo testimonia la Memoria de la BCBA, la Gran Guerra y las alteraciones que ésta provocó en la estructura económico-financiera de la Argentina entorpecieron sensiblemente la construcción del edificio, que llevó tres años.
CASI LISTO. Imagen histórica del final de obra del Palacio Bursátil, circa diciembre de 1916. Tal como lo testimonia la Memoria de la BCBA, la Gran Guerra y las alteraciones que ésta provocó en la estructura económico-financiera de la Argentina entorpecieron sensiblemente la construcción del edificio, que llevó tres años.

La Bolsa de Comercio en su nuevo local

“La instalación de la Bolsa de Comercio en su edificio propio es el acontecimiento de mayor trascendencia que cabe anotar en el ejercicio vencido.

Terminadas las obras en el plazo estipulado en el contrato de construcción, no obstante la situación creada por la conflagración europea, la Bolsa ha podido funcionar en él desde la fecha en que se inauguró, celebrándose con este motivo una brillante ceremonia, presenciada por representantes de los poderes públicos, cuerpo diplomático, altos funcionarios, miembros de la banca, del alto comercio y numerosos socios de la institución. Un folleto que ha circulado profusamente contiene, además de la crónica, los discursos pronunciados en ese acto memorable.

Se terminarán en breve algunos trabajos decorativos que se realizan de acuerdo con la suntuosidad del edificio, y se complementan los menores detalles a fin de que los señores socios gocen de la mayor comodidad y confort.

Este acontecimiento señala el principio de una nueva era en la existencia de la Bolsa de Comercio.

La evolución que necesariamente ha de operarse en el mundo como consecuencia de la guerra europea no debe tomarnos desprevenidos. Mucho ha de cambiarse en lo que se refiere a los métodos y sistemas que regirán las relaciones económicas y financieras de los pueblos. Habrá que afrontar el estudio y la solución de graves problemas. Entraremos muy pronto, es posible, en una época de verdadera transformación.

Los intereses que representa esta Bolsa le señalan una importante misión por desempeñar y se prepara para llenarla.

Ha comenzado por dotar a esta Institución de un local adecuado, donde podrá cumplir ampliamente sus grandes destinos, y ha procurado y conseguido atraer hacia la Bolsa la atención y el concurso de numerosos y caracterizados representantes de los gremios comerciales, industriales y productores.”

Sociedad Constructora de la Bolsa de Comercio

“Ha llegado la oportunidad de hacer una mención especial de la descollante actuación que le ha cabido a la Sociedad Constructora de la Bolsa de Comercio, en la realización del proyecto de dotar a la Institución de un local propio, y muy especialmente a los señores Pedro Bercetche, Luis P. Mignaquy, Benigno Peña, Luis Baberini, Emilio Mihura y José Etcheverry que componen su directorio bajo la presidencia del primero, y a los señores Luis E. Zuberbüler, Ireneo Cucullu, José María Bidau, Carlos F. Videla y A. López Alfaro, delegados de la Cámara de la Bolsa en ese Directorio con voz consultiva, actuación tanto más meritoria cuanto que ella ha debido desenvolverse en medio de la profunda crisis financiera que afecta al mundo entero.

Justo es hacer extensiva la honrosa mención al Banco Español del Río de la Plata, institución en la cual encontró siempre ese Directorio toda clase de facilidades y la cooperación necesaria para llevar a buen fin su cometido.

Los socios de la Bolsa pueden hoy afirmar que actúan en casa propia. (…)

La Cámara de la Bolsa de Comercio cumple con profunda satisfacción con el deber de recomendar a la consideración de los señores socios a los abnegados caballeros que en forma tan meritoria han llenado la difícil misión que aceptaron, y a la benemérita institución bancaria que coadyuvó a la coronación de sus esfuerzos y que queda vinculada para siempre a la historia de la Bolsa.»