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“Hay que reconocer legalmente la bimonetariedad”

Lo admitió Carlos Melconian, aunque descartó de plano una eventual dolarización, durante el primer gran encuentro pospandemia llevado a cabo en la BCBA. Convocado por la Fundación Mediterránea, el economista presentó oficialmente un programa “capitalista, occidental y progresista” para la administración política que asuma el gobierno nacional en 2023.

“Éste no es un programa de estabilización, es un cambio de organización. No vamos a estar para parches. Los resultados son para los próximos 20 años, pero tienen que verse rápidamente” (Carlos Melconian).

Tras dos largos años de restricciones sanitarias por la pandemia, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires fue anfitriona de un encuentro que colmó el “viejo recinto” y concitó la atención pública por la actualidad y trascendencia del tema convocante. Dirigentes políticos, de empresa, periodistas e invitados especiales escucharon a Carlos Melconian, flamante presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), centro de investigación económica de la Fundación Mediterránea. “Vamos a trabajar en un programa económico integral para el país”, anunció el economista. “Un programa ambicioso, capitalista, occidental y progresista, que reinstale a la Argentina en el mundo; con una visión federal, productiva, apoyado en la capacidad de trabajo y en la fortaleza académica del IERAL. No es un programa macroeconómico de estabilidad: es una reforma con cambio de régimen y reorganización económica a la que se suma la estabilidad macroeconómica. Lo que de aquí salga será puesto a disposición de quien gane las próximas elecciones presidenciales”.

Convencido de que “el próximo gobierno será de coalición”, Melconian advirtió que “para implementar este programa, primero habrá que conciliarlo con la coalición gobernante y después con la oposición”, y previno: “Sabemos que el shock de credibilidad y confianza es imprescindible, pero también sabemos que es de corta duración. Va a servir para que nos crean durante un tiempo, luego se requerirá de sustentabilidad y de resultados. Tenemos que tratar de equilibrar el modelo de desarrollo productivo y federal con un replanteo fiscal, monetario y financiero. El objetivo último será establecer un nuevo marco propicio para la generación de empleo, crecimiento y calidad de vida. El programa tiene que ser consistente desde la macro, ordenador del desorden económico argentino e integrador. Y debe tener un rumbo. Pero además debe reordenar el vínculo entre lo privado y lo estatal. En nuestro programa, el Estado tiene un rol como regulador, pero no como sustituto ni escollo de la actividad del sector privado. Las economías crecen por el sector privado, no por el sector público.”.

Durante la presentación de Carlos Melconian, el Viejo Recinto de la Bolsa volvió a colmarse tras dos años de restricciones sanitarias por la pandemia.

En tal sentido, Melconian sostuvo que el desarrollo requiere de consistencia macro y del asentamiento de nuevas bases estructurales para la inserción del país en el mundo financiero y comercial: “Esto es, un shock de comercio internacional y de infraestructura, la participación ordenada y austera en el mercado de capitales, y la potenciación de un federalismo de verdad. Un Estado que acompañe al crecimiento económico y al proceso de acumulación, y no un mero redistribuidor del estancamiento. Hemos crecido comerciando con los vecinos y con el resto del mundo, y al comercio lo vamos a poner en práctica. Hay una enorme cantidad de cadenas de valor productivas regionales y de exportación que deben ser ensambladas con la estabilidad macroeconómica. El ‘trípode’ a lograr es el siguiente: estabilidad macro con crecimiento, políticas de distribución eficaces e inversión, y una lucha total contra la corrupción. No es que la lucha contra la corrupción ahorre mucho dinero, pero tiene impactos indirectos muy importantes y da autoridad moral”.

“Hoy, la tasa de inversión sólo cubre la reposición de capital”, observó el titular del IERAL. “Si la tasa de inversión no sube, estamos liquidados: es un tema vital. Ocurre que con 1.800 puntos de Riesgo soberano nunca va a haber mercado de capitales: es una fantasía. El subproducto de la emisión monetaria que sobra y al final del día ‘se mete en un bono’ no es un mercado de capitales. El Banco Central (BCRA) tiene casi cero de reservas y 70.000 millones de dólares de pasivos. Todos los que tienen un proceso dolarizador en la cabeza tienen que llamar a (el ilusionista) David Copperfield para ver cómo se dolariza esta economía. Es un impedimento para un plan de estabilización serio e inmediato. La estabilidad macroeconómica no es suficiente, pero es indispensable para avanzar. Hay que encontrar el equilibrio entre fomentar el capitalismo desregulado, con su enorme poder para incentivar el crecimiento, y una política eficaz de gasto público pro-distribución. Los planes sociales deben estar en manos de especialistas y son temporales, no curativos: no reemplazan a la cultura del trabajo. Hay que recrear la cultura del trabajo en la Argentina”.

“No estamos dispuestos a vivir en un país en decadencia. Es feo ver a la Argentina de la mitad de tabla para abajo. Nosotros queremos ir por el campeonato” (Carlos Melconian).

El economista definió al gasto primario como “infinanciable” y lo categorizó como una de las madres del borrego: “Es una tragedia, un tema central y muy difícil. El gasto que teníamos hasta 2003 era financiable, el actual no lo es. La contracara de ese gasto infinanciable es la deuda o la inflación. Si cobro baratos la luz y el colectivo, tengo que cobrar por otro lado un 60% de inflación para financiarlo. El aumento de la presión fiscal registrado desde los 90 hasta la actualidad no alcanzó para financiar el gasto, por eso tuvimos que acudir a la inflación y a la deuda”. Al respecto, Melconian afirmó que “el equilibrio en la política fiscal es un tema que ya no se discute”, y explicó: “El gasto público por encima de lo que se puede gastar reduce la productividad del sector privado, desincentiva la inversión y el empleo de calidad. Sin bienes públicos de calidad y sin infraestructura que complemente al sector privado, el producto bruto potencial se reduce sustancialmente. Por ello, hacen falta reformas sustentables en el tiempo: reforma tributaria, del gasto público, y del federalismo fiscal y previsional. Los subsidios no van más: ese formato se viene probando desde 2013. Hay que introducir racionalidad. El que se sube a un colectivo no puede seguir pagando 11 centavos de dólar: hay que encontrarle la vuelta”.

La referencia al grave problema inflacionario de la economía argentina fue uno de los segmentos más esperados en la presentación de Carlos Melconian: “El régimen monetario tiene que terminar con la inflación”, sostuvo, taxativo. “Tenemos que encontrar una moneda respetada y fuerte. Es imprescindible que la moneda cumpla con todas las condiciones para ser moneda, de manera voluntaria. Ello implica reconocer legalmente la bimonetariedad de la economía argentina. La bimonetariedad va a ser reconocida: hay que dar la libertad de elegir. El régimen monetario que se adopte debe ser altamente dependiente de la política fiscal y del restablecimiento de la solidez del balance del BCRA. De ello depende la reconstrucción del mercado de capitales, y dicha reconstrucción incluye el marco regulatorio para los sistemas bancario y bursátil, entre otros. Hay que ir a un nuevo régimen monetario y cambiario, dejando de lado la tontera de pretender dolarizar sin reservas. La meta es ampliar el mercado para alcanzar, en principio, el tamaño que tuvo en algún momento del pasado, y luego ir, como mínimo, a la magnitud del mercado latinoamericano”.