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La Argentina, entre “lo posible” y “lo imprescindible”

“La anécdota que da origen a esta distinción primordial es aquella correspondencia memorable que mantuvieron José de San Martín y Juan Martín de Pueyrredón cuando, en Mendoza, el Libertador preparaba el Ejército de los Andes”, recordó el filósofo Santiago Kovadloff y reflexionó al respecto durante la charla virtual ofrecida por el 167° Aniversario de la Bolsa.

«Lo que quiero hacer es imposible, pero es imprescindible» (Gral. José de San Martín).

En el marco de las celebraciones por el 167° Aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el filósofo y ensayista Santiago Kovadloff ofreció la charla interactiva ¿Cómo se construye el futuro? Desafíos éticos para una Argentina republicana. “El progreso requiere de un desarrollo basado en la libertad personal y en la solidaridad colectiva”, sostuvo Kovadloff, y advirtió: “Las economías pueden organizarse muy bien sin necesidad de la ética, pero la dimensión de lo ético es el fundamento que le da sentido humanista a la economía”.

Sobre la base de que “el futuro se construye desde un presente que ha capitalizado sus errores del pasado”, el filósofo dedicó una parte significativa de su conferencia a distinguir lo posible de lo imprescindible: “La anécdota que da origen a esta distinción primordial es aquella correspondencia memorable que mantuvieron José de San Martín y Juan Martín de Pueyrredón cuando, en Mendoza, el Libertador preparaba el ejército que habría de cruzar los Andes”, recordó Kovadloff.

“Muchas veces se dice que debemos llevar adelante lo posible; y muchas veces, lo posible es simplemente aquello que en nuestra lógica interpretativa de los hechos resulta discernible, inteligible, claro”, explicó el ensayista. “En cambio, lo imprescindible es aquello que, evidenciándose ante nosotros como necesario, no deja ver todavía los caminos que puedan permitir su concreción. Y más de una vez renunciamos a lo imprescindible porque se cree que no hay manera de alcanzarlo, quedándonos entonces en el campo de lo posible, que muchas veces está unido a la resignación y no al realismo, a la claudicación ética y no a la comprensión de la realidad”.

“San Martín tenía la idea de que sólo una libertad hemisférica, sin fines imperialistas, podría garantizar la seguridad y la libertad de la Argentina. Por eso quería, él mismo, liberar a Chile y al Perú. El proyecto resultaba muy difícil de entender para la inmensa mayoría de los argentinos cultos de ese momento, aún para los integrantes de la Primera Junta. Entre ellos, el único que tenía un grado de comprensión relativa de lo que significaba la osadía del proyecto sanmartiniano –que se equiparaba a cualquiera de las hazañas del Cid Campeador o de Julio César en la antigüedad­– era Pueyrredón, por entonces Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Desde el Gobierno, Pueyrredón se empeñaba a brindarle a San Martín ayuda económica y recursos para que pudiera armar el Ejército de los Andes. Entonces, en una carta memorable (una de las últimas), Pueyrredón le dice a San Martín:
A más de las 400 frazadas remitidas de Córdoba, van ahora 500 ponchos, únicos que he podido encontrar. Van los 200 sables de repuesto que me pide. Van 200 tiendas de campaña. Y no hay más. Va el mundo. Va el demonio. Va la carne. Y no sé yo cómo me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo. ¡Y qué carajo! No me vuelva a pedir más, que lo que usted quiere hacer es imposible…

“Detengámonos un momento en la lógica de Pueyrredón, que podríamos reconstruir imaginariamente así: Está bien, vamos a mandarle a este hombre los recursos que se puedan. ¿Pero qué es lo que él quiere hacer? ¡Quiere cruzar la Cordillera de los Andes! ¡Aparecer en Chile, en burro, llevando algunos caballos para poder pelear contra los españoles! ¡Y pelear en Perú, donde la fortaleza española es inmensa! En el camino va a perder muchos hombres y animales, y una vez que llegue a destino lo van a destrozar. Entonces, ¿era lógico lo que decía Pueyrredón? Y, era lógico: respondía a la lógica de lo posible. ¿Qué le contesta San Martín?:

General Pueyrredón, gracias por el envío. Lo recibiré en los próximos meses. Le agradezco todo lo que ha hecho. Usted tiene razón, lo que quiero hacer es imposible, pero es imprescindible.

“¿Qué quiere decir San Martín?: Voy a emprender los riesgos de llevar adelante algo a lo que no podemos renunciar, porque los riesgos que se desprenden de hacer solamente lo posible son mucho mayores y ponen en peligro la existencia de la nación argentina, si realmente la queremos declarar independiente. Lo imprescindible es la gran tarea de todos nosotros. Tenemos que aprender a descubrir que hacer lo posible es resignarnos. En cambio, hacer lo imprescindible y encontrar los recursos para llevarlo a cabo es instaurar la República, afianzarla en el tiempo; consolidar el desarrollo; atraer inversiones con argumentos jurídicos sólidos; potenciar la educación que permita formar ciudadanos y no sólo técnicos; generar intercambio entre nosotros y con los demás, de manera tal que podamos tener una comunidad hemisférica de intereses y proyectos. ¿Es esto posible? ¡Es imprescindible!”.