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La psicología en el mercado

¿Cómo puede influir nuestra “no racionalidad” sobre las decisiones de inversión que tomamos? Según el economista Alejo Rodríguez Cacio, los sesgos cognitivos pueden perjudicar nuestras elecciones a la hora de invertir.

Alejo Rodríguez Cacio.

Durante la charla “Finanzas conductuales y sesgos cognitivos en las decisiones de inversión”, el director General de InvestBA, Alejo Rodríguez Cacio, explicó cómo funciona la psicología de las personas a la hora de invertir, y cómo ésta puede ayudarnos o perjudicarnos a la hora de tomar una buena decisión. Rodríguez Cacio recordó que, cuando se estudian los modelos económicos y financieros, siempre se habla del homo economicus: “Aquel hombre o mujer de las finanzas o de la economía que es perfecto: 100% racional, con total autocontrol, que no se deja llevar por sus impulsos, que no tiene sesgos ni errores”. El economista discrepó con esta definición: “No somos así, las emociones y los sesgos pueden llegar a perjudicar nuestras decisiones”. Se denomina “sesgo cognitivo” al efecto psicológico que provoca una alteración del procesamiento de la información, lo que genera una distorsión o interpretación irracional de la percepción de la realidad.

Una decena de sesgos

Alejo enumeró 10 distintos ejemplos de sesgos y describió cómo estos pueden repercutir sobre nuestras acciones. El primero, el del “exceso de confianza”, se basa en que creemos que somos mejores de lo que en realidad somos, y que sabemos más de lo que en realidad sabemos. “Cuando nos excedemos en nuestra propia confianza, tomamos decisiones más arriesgadas y pensamos menos”, advirtió el expositor.
El segundo sesgo cognitivo es el de “atribución”: “Si salió bien, fue mi decisión; si salió mal, culpo a otro o a las circunstancias”, explicó el economista. “Es decir, no nos responsabilizamos de nuestras decisiones cuando éstas son erróneas”.

El tercer sesgo mencionado por Rodríguez Cacio es el de la “falacia narrativa”: ésta se basa en darle una explicación a algo que no tiene respuesta, inclinación que nos lleva a no considerar toda la información y centrarnos en una “linda historia”. “Muchas veces permitimos que la preferencia por una linda historia nuble la realidad de los hechos”, explicó el director General de InvestBA.

El cuarto es el de “confirmación”: éste se puede encontrar en las redes sociales, que son las que nos muestran lo que queremos ver; “las que nos dan la razón y nos inducen a pensamientos que no se asemejan ni un poco a la realidad”.

El siguiente sesgo enumerado por Alejo es el de la “representatividad”, que ocurre cuando emitimos juicios en base a la poca información que recibimos sobre algo o alguien, obviando otras posibilidades: “A partir de determinadas características, ponemos estereotipos o juzgamos a personas que ni siquiera conocemos”.

El sexto, el de la “comprensión retrospectiva”, es de cuidado porque nos lleva a creer que tenemos una habilidad especial para predecir el futuro; es decir, sucede un acontecimiento que nosotros ya sabíamos que iba a pasar. “Acá, la pregunta sería: si se trataba de algo que, ya sabíamos, iba a pasar, ¿por qué no lo aprovechamos o lo evitamos oportunamente, según el caso?”, planteó Rodríguez Cacio.

El sesgo siguiente, el séptimo, se denomina “efecto marco”. Éste nos lleva a pensar demasiado y a ser súper lentos e indecisos a la hora de decidir, lo que a la larga puede terminar siendo un obstáculo para tomar una buena decisión.

El octavo, llamado “efecto ancla”, puede llegar a ser uno de los más peligrosos, por lo que hay que prestarle mucha atención. En este caso, cuando evaluamos distintas opciones, nos dejamos influir por la primera información que tenemos, y usamos ese primer dato como punto de referencia. “Por eso, es importante que no nos quedemos solamente con la primera información”, recomendó Alejo.

El anteúltimo sesgo se denomina “aversión a perder”. Sucede cuando sentimos el doble de dolor por perder que por ganar. “Nuestra mayor cantidad de energía la concentramos en evitar perder, en lugar de enfocarla a ganar”, remarcó el economista. “Sentimos más las pérdidas que las ganancias”.

Por último, el décimo se denomina “comportamiento de manada”. Ocurre cuando muchos inversores caen en la trampa de hacer lo que otros inversores hacen. “Como al otro inversor le va bien, se supone que a mí me tiene que ir igual”, explicó Alejo, y advirtió que éste es un error, ya que es muy probable que nos equivoquemos.

Todos estos sesgos son los que influyen en la toma de decisiones. Identificarlos y aprender a manejarlos nos permitirá evitar que, a la larga, nos perjudiquen en nuestra empresa o nuestras inversiones.

Lucía Santoro

Esta nota fue producida y redactada por Lucía, alumna de 5° Año del colegio Argentina School y participante del programa ACAP de la Ciudad de Buenos Aires en la Bolsa de Comercio. Las Actividades de Aproximación (ACAP) son experiencias pedagógicas concretas destinadas a acercar a los estudiantes al mundo laboral, cultural y a la formación superior.