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Muestra de artes visuales «Ofrenda»

Durante gran parte del mes de febrero exhibieron sus obras en el Ciclo Cultural 2018 de la BCBA, las artistas plásticas: María Cristina Cerro, Silvia Della Maddalena, Ana Dragone, Claudia Fernández Farjat y Verónica Soncini.

Las artistas Soncini, Dragone, Della Maddalena, Fernández Farjat y Cerro en la inauguración de la muestra «Ofrenda», llevada a cabo el viernes 16 de febrero.

María Cristina Cerro, Desde el fondo de mi corazón

María Cristina Cerro junto a sus obras de la Serie de las Ataduras, óleo collage.

Desde siempre supe que el camino de la pintura era el que quería recorrer.
Camino de aprendizaje de un lenguaje rico de líneas, de formas y de colores.
Camino de constante exploración de técnicas y materiales para desentrañar sus contenidos.
Camino de amor a este oficio que cada día me permite imprimir mi naturaleza y mi esencia en cada obra. Y en cada una de ellas inicio un ritual silencioso en el que afloran mis sueños, mis temores, mis deseos y mi visión del mundo.
Siempre confiando en que la mirada de otro pueda recibirla, incorporarla, involucrarse, compartirla…
Siempre creyendo que el camino de la pintura posibilita este íntimo encuentro entre el artista y el espectador.
Y yo sigo recorriéndolo, paso a paso, buscando ese milagro.

Silvia Della Maddalena, Envolturas sagradas para ocultar la desnudez

Silvia Della Maddalena y su obra «Envolturas 20» de la Serie Warmi Pallay, pigmentos sobre tela, collage y bordados.

Continúo la huella de mis maestros, sustentando la obra en la tradición local americana. La Serie “Warmi Pallay” es una indagación sobre las estructuras textiles andinas y una indagación interna que necesita respetar las propias necesidades expresivas. En estas telas/mantos/envolturas aparecen los mismos signos inscriptos en la memoria de mi historia, que deviene en puro presente, y a la medida de las nuevas o viejas expresiones del arte. Zurciendo transparencias y superposiciones, recomponiendo con estampaciones y remiendos la ancestral maestría de las tejedoras, reúno los hilos sueltos de nuestra cultura, uniendo aquello que ha quedado perdido, olvidado, oculto.
En su proceso anida la misma idea de cobijar con que tejieron las warmi sus mantos. Una nueva vida recobra la propia obra, entendida desde una manualidad tan extravagante -para nuestros tan tecnológicos tiempos- pero tan noble como el aprendizaje de una nueva escritura, un nuevo lenguaje, o el mismo lenguaje traducido a otro idioma. (Zurciendo fragmentos de Irene Berzero).

Claudia Fernández Farjat, Manifiesto de Estandartes

Claudia Fernández Farjat posa al lado de su estandarte «La danza del triskel», xilocollage.

Cuando pienso en Estandarte, pienso en el concepto de una poética colectiva con morfología libre. Aparece entonces, la posibilidad de trabajar la pintura con articulación móvil y sin marco, tomando la idea de Estandarte para transmitir mensajes de comunicación y denuncia incluyendo los métodos gráficos que nos ofrece la xilografía. En cuanto al sistema de Estandarte como tenso-estructura contiene componentes que las hacen más económicas, transportables, sociales y ambientalmente viables para el nuevo arte sostenible al poseer las siguientes características: Eficientes y ligeras a partir de materiales de mínimo peso y masa. Superficies con materiales traslucidos que favorecen una iluminación natural. Materiales reciclables que no dañan el entorno natural.

La pura sensibilidad va en búsqueda de la abstracción geométrica y de la aceptación de la ortogonalidad (basada en el número de oro) sin alfabetismos. Un sistema de creación y una arquitectura con morfologías biológicas que incorporan la energía espiritual. Formas que se organizan según patrones, proporciones, códigos y símbolos. Geometría sensible que pueda integrar las diferentes propiedades perceptivas con el fin de dar señales entre percepción y expresión e instrumento de una búsqueda tanto intelectual como espiritual.

Ana Dragone, …de la propia obra

Ana Dragone y su trabajo «Agosto II», elaborado en tinta sobre papel.

Rehuir de la originalidad, para ser fiel a lo esencial: una creación comprometida donde el “yo individual” no existe sin el “tu social”.

Permitir que la vida irrumpa una y otra vez. Ordenar los recursos privilegiando estructuras que fluyen suspendidas en espacios infinitos, en inestables equilibrios que atraviesan tierras extensas, inabarcables océanos, ilimitados cielos.

Saberse frágil, sentirse vivo. Dejarse acontecer por la transparencia de las gasas, la nobleza del papel virgen, los vibrantes pigmentos acuáticos. Y en un instante atrapar el torbellino de estímulos que están, vienen y llegan a un mundo donde nada es permanente, todo se transforma.

Verónica Soncini, Del espíritu a la materia

Verónica Soncini junto a su obra «Raíces ascendentes II», óleo y papel sobre tela.

Muchos años de formación han servido para encontrar mis propios medios y así lograr expresarme.

La pintura, de fuerte estructura formal, busca la sensibilidad en las distintas capas de color y deja aparecer lo sígnico introduciendo el misterio.

Los objetos, ensambles de piezas de distintos materiales, suman el concepto de tiempo desplegando una poética de lo vivido.

Los collages, aportan el gesto espontáneo que surge de un trabajo más directo y lúdico.
Desde mi visión (lo particular) aparece el Hombre (lo universal) ese hombre que tiene los pies sobre la Tierra que habita, nutrido por la tradición que lo precede y que está arraigado a sus creencias más profundas y a la vez más altas. La siembra, el fruto, el sol, la luna, lo femenino, lo masculino, la razón y la fe, todo se eleva como ofrenda. Cielo y Tierra coexisten en mi obra, síntesis del trabajo, el pensamiento y la espiritualidad, es decir, el propio vivir.