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“No se puede invertir cruzando los dedos”

Lo remarcó José P. Dapena, quien junto a Manuel Oyhamburu ofreció la charla “Aprendiendo finanzas desde la ficción”, organizada por la Fundación BCBA en el marco de la Semana Mundial de las Inversoras y los Inversores. Los economistas convocaron de manera virtual a un numeroso público que aprendió nociones básicas financieras y bursátiles a partir de escenas de distintas películas y series compartidas con los expositores.

En el marco de la Semana Mundial de las Inversoras y los Inversores, la Fundación Bolsa de Comercio de Buenos Aires ofreció una nueva edición de la charla “Aprendiendo finanzas desde la ficción”. Durante el encuentro a distancia se proyectaron distintos fragmentos de películas y series vinculadas temáticamente con las finanzas. A partir de estos disparadores audiovisuales, los expositores analizaron los conceptos financieros y bursátiles inspirados por las distintas escenas cinematográficas. En esta oportunidad, la actividad estuvo a cargo del director de la Maestría en Finanzas de la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (UCEMA), José P. Dapena, y del director de la Fundación BCBA, Manuel Oyhamburu.

Gary Oldman y Antonio Banderas en la escena de la película “La lavandería” donde se relata el origen del dinero como medio de intercambio.

La primera secuencia fílmica compartida con los participantes fue extraída de la película “La lavandería” (“The Laundromat”). Allí, los personajes interpretados por Antonio Banderas y Gary Oldman dan un paseo imaginario –que se remonta hasta la prehistoria– para relatar una breve pero elocuente historia del dinero como medio de intercambio. “Lo que hace el dinero es separar la operación de compra de la operación de venta: es un contrato de cumplimiento diferido en el tiempo”, explicó José P. Dapena. “Esto refleja lo importante que es la confianza y la credibilidad en el mundo financiero, un mundo que no se puede construir sin confianza ni credibilidad. Además de confianza, el dinero requiere de inter-temporalidad y de un horizonte futuro, porque representa un derecho sobre. En la medida que ese derecho sobre se respeta y al separar así la operación de compra de la de venta, existe la posibilidad de que el comercio fluya”.

“Lo que técnicamente se denomina ‘Eliminación de la doble coincidencia’ permite que haya multiplicidad de transacciones y especialización: nadie puede producir por sí mismo soja, autos, celulares…”, continuó el economista. “Nadie puede producir todo eso la vez, entonces, la Eliminación de la doble coincidencia permite a cada cual especializarse en lo que sabe que puede producir. Yo produzco algo, otro produce otra cosa, y todos nos ponemos de acuerdo para hacer transacciones y crear valor”.

“No hay perjuicio alguno en la mera posibilidad de negociar, porque en el peor de los casos se decide no negociar. En cualquier caso, ninguna situación empeora por el mero hecho de entrar en una transacción voluntaria”.
José P. Dapena

“A veces, el comercio o la apertura económica son vilipendiados porque no se los considera desde un punto de vista apropiado”, observó Dapena. “Los acuerdos (y esto tiene particular importancia en el mercado de capitales) son transacciones mutuamente voluntarias que requieren de que ambas partes estén de acuerdo. El ser humano está mejor con el comercio que sin él. Si yo no quiero negociar, no lo hago; pero eso no significa que yo esté peor negociando que sin negociar”.

A continuación, se reprodujo un fragmento de la película “Jobs”, film biográfico sobre el fundador de Apple, Steve Jobs. La secuencia muestra el momento en el que Jobs es persuadido para volver a la empresa tecnológica, de la que había estado ausente por más de 10 años. Manuel Oyhamburu tomó el ejemplo del retorno de Jobs para ilustrar la relevancia que tiene el management dentro de una compañía al momento de tomar una posición como inversor de mediano o largo plazo. De hecho, la vuelta de Steve Jobs a la conducción de Apple en 1997 frenó la debacle financiera de la empresa e inició el período virtuoso que la llevaría a ser la firma de mayor capitalización bursátil del mundo.

“El historiador británico Neil Ferguson explica que el dinero es una cuestión de creencia, incluso de fe: de creencia en la persona que nos paga y de creencia en la persona que lo emite. Esto es lo que hoy estaría faltando en la Argentina”.
Manuel Oyhamburu

“Muchas veces, los inversores no tienen idea de quién dirige la compañía o de cuáles son los proyectos de negocios, y esos aspectos son muy relevantes a la hora de posicionarse en acciones”, enfatizó el director de la Fundación BCBA. “En el caso de Steve Jobs, no creo que fuera indiferente tenerlo o no al frente de Apple, porque se trataba de una persona brillante. Cuando se habla del valor de una firma, ésta debería ser considerada como una serie de proyectos de inversión a futuro, pues si una compañía se queda sin proyectos de inversión, ya no vale nada. Una empresa nunca vale por su stock: el inversor apuesta al flujo y a los proyectos que pueda generar”.

Escena de la serie surcoreana “El juego del calamar” en la que surge el malentendido sobre el “futuro” personal o bursátil.

La exitosa serie surcoreana “El juego del calamar” también aportó una escena que mereció el análisis de los oradores. En ella, los participantes presenciaron el siguiente diálogo:

–¿Invertiste en acciones mientras trabajabas en una empresa de valores?

–Perdí 6.000 millones. Las acciones no eran tantas. También me ocupaba de futuros.

–¿Tanto dinero apostaste en tu futuro? ¿En qué? ¿Tenés novia?

–No es esa clase de “futuro”…

“El personaje de la serie no había invertido en su futuro, sino en futuros”, explicó José P. Dapena. “A veces, con la inversión en futuros se genera la ‘compra apalancada’. Por ejemplo, si pido prestado 1.000 pesos, puedo comprar 1.100 pesos en acciones. Si todo va bien, gano un montón de plata; pero si todo va mal, la pérdida es fenomenal. Un buen ejemplo de esto lo dan algunos casos recientes de inversiones en criptomonedas. Por eso los bancos utilizan colaterales de garantías; de lo contrario, estarían apostando el dinero de terceros”.

“Hoy me preocupa ver que, en muchos casos, se ofrecen rendimientos mensuales de 10% en dólares… Eso no existe”, advirtió el profesor de UCEMA. “No se pueden lograr esos rendimientos sin riesgo, de la misma manera que es casi imposible encontrarse plata en la calle. El riesgo está directamente asociado al rendimiento. En el presunto caso de haber ganado por apostar en determinada dirección del mercado con alto riesgo, hay que considerar que quizás sólo haya sido una cuestión de suerte. Y no se puede invertir sin tomar ninguna otra previsión que la de cruzar los dedos”.

Más sobre la participación de la BCBA en la Semana Mundial de las Inversoras y los Inversores aquí.