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“Para cerrar, este programa necesita inflación alta”

Lo advirtió Daniel Artana en la Reunión de Coyuntura de FIEL realizada en el ámbito de la BCBA. El economista sostuvo que tanto el Tesoro como el Banco Central necesitan del “impuesto inflacionario” para continuar financiándose en el marco del programa propuesto por el FMI.

Daniel Artana, economista jefe de FIEL.

Durante la Reunión de Coyuntura virtual llevada a cabo por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) en el ámbito de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Daniel Artana inició su charla con una referencia a la situación geopolítica de Ucrania y su influencia en la Argentina: “A nuestro país, el impacto en el precio de las commodities lo favorece por un lado y lo perjudica por el otro.

Tanto Rusia como Ucrania son grandes productores de trigo. Es probable que el aumento del precio de la soja compense las pérdidas locales generadas por la sequía, con un efecto positivo para la Argentina que podría ser de entre 1.500 millones y 2.000 millones de dólares. Por otro lado, ese monto sería equivalente a lo que el país debería importar adicionalmente de energía este año. Claramente, entonces, no tendremos la mejora en términos de intercambio que tuvimos el año pasado, cuando los precios de exportación habían crecido al doble del ritmo de los precios de importación: unos 7.500 millones de dólares adicionales que, obviamente, fueron un factor central en la recuperación económica registrada de alrededor de 10% anual”.

A continuación, el economista jefe de FIEL se dedicó de lleno a la cuestión del entendimiento entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI): “Si efectivamente se firma el acuerdo, en 2022 el ajuste fiscal será importante. Las tarifas y las transferencias corrientes a las provincias son los candidatos al recorte, con ajustes estimados de 3% y 0,8% respectivamente. En ese contexto, este año, el Gobierno apuntaría a un rango de inflación de entre 38% y 48% anual; es decir, cerca de 3,4% mensual, con una devaluación del tipo de cambio de alrededor de 3% mensual. Después de los saltos devaluatorios de 2019, la inflación núcleo navegaba en torno al 2% mensual, pero ahora se mueve al 4%. El Gobierno logró moderar el impacto de la inflación general pisando los precios regulados, pero en el marco del acuerdo con el FMI esto luce menos factible, al menos durante la primera parte del año. FIEL estima que en 2022 la inflación rondará el 54%, o sea, un nivel similar al del año pasado. Esto se explica, en parte, porque durante el primer semestre del año hay que digerir el exceso monetario y fiscal de la segunda mitad de 2021; y además, por la aceleración prevista de la devaluación del tipo de cambio oficial y las correcciones tarifarias estimadas”.

“Este es un programa que, para cerrar, necesita inflación alta. Evita un mal mayor y ayuda a bajar un poco el riesgo país y la brecha cambiaria, pero está lejos de ser un programa de estabilización serio.” (Daniel Artana).

Asimismo, Daniel Artana recordó que en el marco del acuerdo con el FMI se plantea también una acumulación de reservas por 15.000 millones de dólares, “en un momento donde seguramente el resultado comercial vaya a ceder un poco”, advirtió. “El Banco Central (BCRA) está tratando de aguantar hasta que la liquidación estacional de la cosecha gruesa en abril le dé algún alivio, pero al margen de eso necesita el acuerdo con el Fondo, porque de lo contrario el panorama se le complicaría en términos de expectativas”. El economista señaló además que “otra de las cosas que preocupan al FMI es la brecha cambiaria, que el Gobierno va a intentar reducir”, y explicó: “El nivel actual de la brecha es alto, incluso si la comparación se remonta a las estadísticas de la década del 50. En la Argentina, las brechas de esta magnitud –de alrededor de 100%– no son habituales en períodos tan prolongados como el actual. Esta brecha, inusualmente alta para los estándares históricos, genera cantidad de cuestiones sin solución; por ejemplo, ¿cuál sería el verdadero resultado del balance comercial de bienes y servicios?”.

“En el marco del acuerdo, el Fondo apuntaría a mantener el tipo de cambio real de enero pasado: un tipo de cambio bastante más apreciado que el que venía teniendo el Gobierno”, planteó Artana. “El fortalecimiento de reservas propuesto por el FMI sería de unos 5.800 millones de dólares en 2022 y de 15.000 millones en tres años. ¿Cuánto de ese monto provendrá del aporte de organismos internacionales y cuánto deberá comprar el BCRA en el mercado? En principio, la mayor parte de las reservas vendría del exterior. Hay que considerar que, en un escenario donde todavía se sigue emitiendo para financiar al fisco, la compra de reservas por parte del Central agrega más emisión. Por ello, las compras de la autoridad monetaria deberían ser poco relevantes”.

Con referencia a la viabilidad de una política anti-inflacionaria en el contexto de un eventual acuerdo con el FMI, el economista jefe de FIEL fue categórico: “Más allá de lo que se habló oportunamente, respecto de ir bajando la inflación en el orden de un 5% anual, este programa cierra con un impuesto inflacionario muy alto. De dicho impuesto inflacionario, lo que no vaya para el Tesoro, el BCRA lo utilizará para comprar reservas o cancelar pasivos remunerados (Leliq y pases). El acuerdo se va a firmar, pero no es tan light como se dice. Es probable que termine siendo light, de todas formas, si el Gobierno no lo cumple. Por supuesto, habrá ruido respecto de la posibilidad de un waiver, porque es difícil que el gobierno nacional consiga reducir subsidios y transferencias a provincias en la magnitud que se necesita. Este programa evita un mal mayor y ayuda a bajar un poco el riesgo país y la brecha cambiaria, pero está lejos de ser un programa de estabilización serio. Lo habría sido si hubiera estado acompañado de reformas estructurales, con alguna chance de favorecer un crecimiento económico importante a lo largo del año, de la mano de mejores expectativas. El escenario será, entonces, de alta inflación –algo por encima de la de 2021– y de bajo crecimiento”.