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RIVADAVIA Y 25 DE MAYO: La mansión que quedó chica

La sede que la BCBA ocupó entre 1885 y 1916 estuvo ubicada en la ochava de Rivadavia y 25 de Mayo, frente a la Plaza de Mayo. Esta edificación hoy forma parte de la Casa Central del Banco Nación. A continuación, diversas fuentes bibliográficas revelan algunos secretos del ex Palacio Bursátil: segunda sede propia y tercer edificio ocupado por la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Agitada jornada bursátil hacia finales del siglo XIX.

Amuchados en «la baranda»

En noviembre 18 de 1881, los socios consideran en Asamblea un proyecto de construcción de nuevo edificio, que habría de ser el tercero ocupado por la Bolsa. Deciden realizarlo como el anterior, creando una empresa con capital de $400.000 y dividiendo las acciones en 4.000 de $100 cada una. En el plazo de 30 días sólo se suscribieron 110 socios con mil acciones. Pese al fracaso, se siguió. En 1882 el señor Carlos Lumb, que poseía un terreno sobre la plaza 25 de Mayo, se reunió con Juan Malcolm y Fermín Basualdo, quienes poseían otros linderos. Los convenció de unirlos y ofrecer el todo a la Bolsa de Comercio, además de hacerse cargo de la construcción del edificio. La Comisión designada a tal efecto aceptó el ofrecimiento y con fecha 5 de febrero de 1882 quedó concretado el acuerdo (aunque con disidencias). Lo cierto es que en el local de San Martín ya no se podían admitir nuevos socios y la rueda se realizaba en medio de una sala, colocando unas “barandillas” (de allí el término “baranda”, tan popular posteriormente) para separar a 150 corredores del público, retirándolas después de cada rueda.

(“50.000 días de Bolsa de Comercio”, publicación de la BCBA, julio de 1991)

 

Detalles del frente italianizante del siglo XVI.

Esplendor y elegancia

La Bolsa de Comercio levantó su segunda sede propia en dos parcelas que, unidas por sus contrafrentes, totalizaban unos 3.300 metros cuadrados: una estaba situada en la calle Mitre 334 y la otra en Rivadavia 329, sobre la gran ochava aún existente y cuyo origen se remonta al bastión noroeste del antiguo Fuerte de Buenos Aires que avanzaba allí con sus fosos y murallas. La segunda Bolsa fue proyectada por los arquitectos Juan Antonio Buschiazzo y José Maraini en estilo neorrenacentista italiano, y se inauguró el 14 de agosto de 1885 con un baile de etiqueta a beneficio de la Sociedad de Beneficencia; las oficinas comenzaron a funcionar allí el siguiente 7 de septiembre. Los periódicos celebraron el esplendor de esta segunda sede propia de la Bolsa de Comercio que, según el diario “La Nación”, era:

… un edificio notable, no sólo por lo vasto y elegante sino también porque para su construcción se han previsto, aún en los menores detalles, las exigencias todas de un edificio de esa naturaleza… La fachada principal, o sea la parte que da frente a Plaza de Mayo, es hermosa y de buen gusto. La parte baja es de orden dórico y la alta de orden corintio… Los materiales empleados en el edificio son todos de primer orden… La tirantería de las azoteas y entrepisos es toda de hierro. El mosaico de los pisos es de la fábrica de Mettach, en Alemania…

Este segundo edificio propio de la Bolsa fue ámbito de las grandes especulaciones financieras del quinquenio 1886 a 1891; la afluencia no solo de corredores bursátiles sino también de tratantes, periodistas, público interesado en informarse al instante de las alzas y bajas, y hasta repartidores y vendedores ambulantes de toda clase era enorme en esos años, de ahí la necesidad de ampliarlo cuando sólo llevaba dos años en uso. El viajero F. Rosasco, en su libro titulado “En las riberas del Plata”, describe este edificio como… grandioso y, más que elegante, rico. Tiene dos fachadas: la una, de estilo italiano del Siglo XVI, está en la espaciosa plaza de la Victoria; la otra da a la calle de la Piedad, casi inmediata a la fonda en que yo paraba. Hay dentro y fuera de la Bolsa tal abundancia de columnas, que bastarían para levantar otros varios palacios.

(“La city de Buenos Aires”, Alberto S. J. de Paula, julio de 2009)

La «baranda» que separaba a los corredores del público.

La mudanza

“Reunidos en el local de la Bolsa, con un gran número de socios, y siendo las 12 del día, el Presidente de la Cámara Sindical invita a todos los miembros que componen la reunión a que le acompañen en corporación a tomar posesión del nuevo local destinado para Bolsa de Comercio. Aceptada la invitación por todos los presentes, la comitiva se puso en camino. Llegados al nuevo Edificio la comitiva fue recibida por los arquitectos constructores de la obra, señores J. Maraini y J. Buschiazzo, siendo introducida al gran salón, donde el señor Buschiazzo, después de unas breves palabras, entregó al Presidente de la Cámara Sindical las llaves de la nueva Bolsa. Con este motivo, en medio de los aplausos de la concurrencia, el Presidente presentó a la comitiva a los señores Arquitectos constructores de la obra, a quienes les correspondían las felicitaciones por haber llevado a cabo un Edificio tan grandioso y elegante como cómodo para los objetos de la institución. Terminada la ceremonia la concurrencia fue invitada a tomar un lunch a la 1.30 p.m. después de terminada la hora oficial de los negocios bursátiles, ordenándose al Secretario Gerente que levantase un acta que firmarían todos los presentes”.

(Acta firmada el 7 de septiembre de 1855 por las autoridades de la Cámara Sindical Bolsa de Comercio de Buenos Aires)

Fachada del edificio frente a la Plaza de Mayo, antes de la amplición.

El ensanche

Apenas instalados en el nuevo edificio, todos notaron inmediatamente su pequeñez y la necesidad urgente de su ensanche; y mientras se adicionaba el importe total de la obra concluida, el (abogado y político) señor Carlos Rodríguez Larreta proponía la compra de la casa con frente a Rivadavia y situada entre la nueva Bolsa y el Teatro Colón. La idea fue aprobada por la Cámara (se refiere a la Cámara Sindical Bolsa de Comercio: tal era la denominación de la entidad por entonces) y se autorizó al mismo señor Rodríguez Larreta a pedir precio por ella, pero las subidas pretensiones de sus propietarios, que exigían 200.000 pesos moneda nacional, hicieron que se abandonase, por el momento, su adquisición; no obstante, el aumento rápido del valor de las acciones, cuando aún no se hallaba en explotación el edificio, y contando con que ese ensanche era exigido de una manera casi apremiante, hizo que la Comisión volviese sobre su primera idea, y consultados los señores Maraini y Buschiazzo, presentaron un plano por el cual demostraron que el nuevo capital que se invirtiese daría la misma renta que el ya invertido. Con estos datos, la Cámara Sindical convocó a una Asamblea de Accionistas el día 15 de enero de 1886, y sometió a su consideración la idea de ampliación. En dicha reunión fue aprobada la propuesta y se acordó al mismo tiempo el aumento correspondiente del capital de la empresa. El señor Carlos Rodríguez Larreta fue encargado de comprar la expresada casa en remate judicial y cumplió con tan feliz resultado que solo pagó por ella 170.000 pesos.

A mediados de 1888 se libra el nuevo ensanche. Se agrega un alto más por el lado de Rivadavia y dos escritorios en su planta baja, quedando entre éstos y los de antes un gran portón central que da a un patio dividido en dos por un zaguán, y cuyos dos patios están rodeados de escritorios; al frente de dicho patio, hay una amplia puerta que conduce a un gran salón, que al principio se creyó poder destinar para Tienda de los Corredores, pero que por su espacio reducido, por sus necesarias e inmensas columnas de material que sostienen un techo que recuerda al de los templos egipcios, no sirve para tal destino y se hubo de abandonar dicha idea, entregándolo a los señores compradores de lanas y barraqueros para que sirviera de local de pagos; pero el aumento constante de corredores, obligó mientras tanto, a unir la sala de Corredores o rueda a las dos salitas, o patios, techados, del ángulo izquierdo del salón central, y al efecto, se removieron los arcos, sustituyéndolos por tirantes dobles, y se sacaron los cuatro grandes pilares de la sala de Corredores.

(“La Bolsa de Comercio de Buenos Aires en su Centenario”, publicación de la BCBA, julio de 1954)