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“Sin acuerdo con el FMI, la Argentina es un paria financiero”

Lo aseguró Ricardo Arriazu durante el 4° Congreso de la Cámara de Agentes de Bolsa, llevado a cabo de manera virtual. El economista estimó que el acuerdo con el organismo debería ser “de facilidades ampliadas” y anticipó: “El Fondo pediría un ajuste fiscal, algo respecto a las reformas pendientes y un reacomodamiento tarifario”.

En su cuarta edición anual, el Congreso de la Cámara de Agentes de Bolsa convocó una vez más al economista Ricardo Arriazu como principal orador, durante un encuentro realizado a distancia. El fundador de la consultora Arriazu Macroanalistas consideró que “desde febrero pasado, la economía argentina está en un modo electoral que se aceleró en junio y volvió a acelerarse después de las PASO”, y explicó: “El modo electoral incluye a la campaña de vacunación, tras el enojo social por la falta de vacunas durante la pandemia; un plan ‘anti-inflacionario’ basado en una menor devaluación, atraso de tarifas y control de precios; control de la brecha cambiaria, venta mediante de bonos; y el ‘plan platita’, esto es, básicamente un incremento del gasto público que a su vez incrementa el déficit fiscal y aumenta las necesidades de financiamiento del Gobierno. Cuando no hay financiamiento, hay monetización del déficit, y en tal sentido la incógnita es cómo va a ser el roll over de la deuda en pesos en el mercado local”.

Con referencia a las expectativas sobre la política cambiaria, Arriazu recordó que “la tasa de devaluación del tipo de cambio oficial bajó de 4,5% a 1% o a 1,2%”, y aventuró: “Va a seguir así, en mi opinión, posiblemente hasta fin de año. Este proceso está desacelerando la tasa devaluatoria del Dólar oficial, aumentando los precios del Dólar Blue y del Dólar contado con liquidación, e incrementando así la brecha cambiaria, que genera presiones para sacarle divisas al Banco Central (BCRA) a través del mercado oficial de cambios. Desde diciembre de 2020, el BCRA estuvo comprando dólares, hasta septiembre pasado, primer mes en el que perdió divisas. Esto es lógico, porque el mercado cambiario es la contrapartida del mercado monetario. La variación de reservas es la diferencia entre el dinero que se emite y el dinero que la gente quiere tener”.

“Las reservas netas líquidas del Banco Central son negativas”, advirtió el titular de Arriazu Macroanalistas. “Muchas veces hubo reservas negativas durante la historia argentina, porque el BCRA usa dinero que no es de él: dinero del Fondo de Garantía de Depósitos, de los encajes bancarios, etcétera. En marzo pasado yo había anunciado que no iba a haber hiperinflación, porque eso sólo puede ocurrir cuando se escapa el tipo de cambio oficial, al quedarse el Gobierno sin reservas. Pero ahora nos estamos quedando sin reservas, por lo tanto, se está jugando un partido mucho más difícil. No es necesariamente cierto que vaya a haber hiperinflación, o una gran suba inflacionaria, pero hay que entender cómo funciona este fenómeno y tomar las medidas necesarias. O sea, ahora hay más probabilidades que antes. En la Argentina, la única manera de frenar la inflación es actuar simultáneamente sobre las 3 causas que la generan: eliminar el déficit fiscal (o sea, dejar de emitir moneda), estabilizar el tipo de cambio nominal y romper la indexación”.

“Los primeros 6 meses de 2021, la tasa de inflación se movió a un ritmo del 62% anual. Luego bajó al 35% y ahora volvió a subir con el ‘plan platita’. El año terminará con una inflación anual de alrededor del 50%” (Ricardo Arriazu).

A la hora de imaginar los posibles escenarios para el mediano plazo, Ricardo Arriazu enfatizó: “Lo más importante es si se va a hacer o no un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), porque el año que viene hay vencimientos por unos 18.000 millones de dólares sólo con ese organismo. De hecho, en el mes de marzo hay un vencimiento por 5.000 millones de dólares. Está claro que ningún país del mundo puede pagar esa cifra de una sola vez: los demás países renuevan sus deudas. El problema argentino es que, debido a nuestro pasado de estafadores seriales, nunca nos renuevan la deuda. Entonces, la pregunta básica sería si es el mercado el que nos va a renovar para que le paguemos al Fondo. Y la respuesta es no. Tampoco nos van a dar plata para pagarle a FMI ni Rusia ni China ni Irán. Entonces, si la Argentina no acuerda con el Fondo, pasa a ser un paria de los mercados financieros internacionales: el país no puede conseguir plata de otros organismos y el sector privado ve limitado su acceso al mercado de crédito. Claramente, en materia económica la Argentina iría camino a Venezuela, porque empezaría a haber una sucesión de defaults”.

“¿Qué tipo de acuerdo se haría con el Fondo?”, preguntó el economista a la audiencia, y aseguró: “Un acuerdo de facilidades ampliadas sería el único arreglo que nos daría más tiempo. En tal caso, el FMI pediría un ajuste fiscal (no estamos tan lejos de lo que nos pedirían en ese aspecto), algo respecto a las reformas pendientes y, claramente, un reacomodamiento tarifario. La política cambiaría quedaría como tema aparte, pues en tal sentido habría que determinar cuál es la verdadera unidad de cuenta en la Argentina: la nuestra es una economía dolarizada de hecho y pesificada por decreto”.

“Uno de los principales peligros de la economía argentina es lo que yo denomino la calesita de los precios relativos. Todo el mundo dice que el tipo de cambio está atrasado y, de hecho, este año se movió menos que la inflación. Las tarifas también están atrasadas, vienen congeladas desde 2019. Los asalariados dicen que sus sueldos están atrasados porque ‘suben por la escalera mientras los precios suben por el ascensor’. Los productores del agro dicen que sus precios están atrasados por el tipo de cambio y las retenciones. Las prepagas, los colegios…, todos dicen que sus precios están atrasados. Pero si todos los precios de la economía están atrasados, ¿cuál sería el precio que está adelantado? Ocurre que todos pretenden obtener el precio máximo relativo histórico, y eso equivaldría a un PBI tres veces más grande, lo cual sabemos que es imposible. Entonces, no es tan sencillo determinar qué precio está atrasado y cuál está adelantado. Y esta pretensión de todos los sectores por alcanzar su precio máximo logra una sola cosa: hacer subir la tasa de inflación. Si no entienden esto ni el Gobierno, ni el FMI, ni la gente, nunca vamos a parar la inflación y corremos un serio riesgo de hiperinflación”.