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“Una política de parches que se acumulan termina en recesión”

La advertencia fue formulada por Juan Luis Bour durante la reunión de coyuntura de FIEL en la Bolsa. Por otro lado, el economista observó que el ajuste de “control de caja” anunciado por Silvina Batakis ya se había iniciado en la gestión de Martín Guzmán, y puso en duda la continuidad de dicha estrategia en el largo plazo.

“Si el ajuste empezó efectivamente en junio, con Guzmán, ¿cómo seguirá en los próximos meses? Hoy, la deuda del BCRA representa el 150% de la base monetaria y crece con relación a las reservas brutas de la autoridad monetaria” (Juan Luis Bour).

La Reunión de Coyuntura que la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) lleva a cabo mensualmente en el ámbito de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires tuvo como orador, en esta oportunidad, a Juan Luis Bour. El economista jefe de FIEL inició su charla con un panorama de la coyuntura económico-financiera internacional: “En Estados Unidos hay una aceleración del ajuste de tasas como no se veía en mucho tiempo. Generalmente, esto ha tenido un impacto importante en los países emergentes. Hay entonces una corrección de las expectativas de crecimiento en el mundo. Pero no sólo se trata de eso, también hay otros factores como el de la política de confinamiento llevada a cabo por China, país que durante el segundo trimestre de 2022 no creció en términos interanuales. En tal sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha corregido de forma bastante abrupta el crecimiento mundial esperado para este año: de 3,6% a 2,9%. Lo curioso es que el Fondo espera un crecimiento vigoroso para la Argentina en 2023, algo que sería muy bueno pero cuya probabilidad se reduce dramáticamente”.

Ya introducida la situación local en su disertación, Juan Luis Bour recordó que “hoy la Argentina carece de financiamiento externo”, y detalló: “El financiamiento está cerrado porque la perspectiva de contar con derechos especiales de giro (DEG) de otros países, que era la gran apuesta del ex ministro de Economía Martín Guzmán, se descarta en el corto plazo: ya no hay dinero fresco disponible de parte del FMI. El país sólo cuenta con los fondos destinados a mantener en pie el acuerdo con el organismo crediticio. No hay nada del lado externo, y mucho menos deuda privada; pues se espera que en algún momento ocurra un nuevo episodio, con una nueva administración. El único financiamiento disponible es el de la emisión de pesos por parte del Banco Central (BCRA) para cubrir el déficit fiscal. Este es el escenario que enfrenta la Argentina: el de un déficit fiscal sin financiamiento. Recordemos que en 2001 el país se fue al default, básicamente, por carecer de financiamiento”.

“El tipo de cambio real multilateral está por debajo de su promedio histórico, y la tendencia marca que el Peso se seguirá apreciando. La tasa de devaluación de julio estaría alrededor de 4,7% mensual” (Juan Luis Bour).

Una salida ordenada

Con referencia a la aceleración inflacionaria registrada durante los últimos meses, el economista jefe de FIEL confirmó que “los datos de inflación previstos para julio son extremadamente preocupantes, con una tasa mensual que se acerca al 8,5%”, y adelantó: “Esto define un piso importante para agosto, cuyo índice probablemente se encuentre entre 6,5% o 7%. En julio hubo un fuerte ajuste de los precios estacionales y de la inflación núcleo, por efecto del Dólar y de la enorme emisión monetaria. La inflación núcleo se acerca al 9% y lo único que limita su incremento son los precios regulados. En la proyección interanual, los números se han acelerado: el registro de julio de 2022 contra idéntico mes del año anterior supera el 70%; asimismo, la inflación anual alcanzaría el 82% si se compara agosto 2022 contra agosto 2021; y en la comparación noviembre 2021 – noviembre 2022 podría marcar un nivel superior al 95%. En cualquier caso, si se quisiera evitar llegar al 100% de inflación anual, sería necesario un programa económico –por rudimentario o temporario que fuere– para determinar algún ajuste y una eventual estabilización. Si la inflación llegara a los 3 dígitos anuales, de ahí en más no habría razones para que no se siguiera acelerando”.

En materia fiscal, Bour resaltó la “pequeña” caída del gasto primario real durante el mes de junio, y explicó el aspecto singular tras esta observación: “El déficit primario se atenuó muy poco en junio, pero durante abril y mayo venía creciendo a tasas elevadas. Esta pequeña caída no prevista se explica, principalmente, por una baja de los gastos en subsidios. Ello revela que, ya desde junio, Martín Guzmán venía aplicando la estrategia de ‘control de caja’ anunciada posteriormente por su sucesora en el cargo, Silvina Batakis. Frente a un devengamiento de subsidios que había que pagar, de 300.000 millones de pesos, Guzmán abonó aproximadamente la mitad. En otras palabras, la estrategia de Batakis de ‘control de caja’ ya estaba vigente en el mes de junio, antes de la renuncia de Guzmán. Naturalmente, dicha estrategia tiene sus límites: una cosa es plantearla para el corto plazo y otra para el largo. Para hacer un ajuste de caja hay que reducir alguna de las variables del gasto (salarios, jubilaciones, transferencias a las provincias o subsidios) que vienen creciendo en expansión estructural a tasas de entre el 70% y el 90% anual, y que enfrentan una tasa de inflación que se está acelerando. Una manera de llevar a cabo el ajuste de caja es ir por detrás de la inflación, pero con ese mecanismo no se logra detener el proceso inflacionario. No hay mucho resto para frenar el gasto que, según lo previsto en el acuerdo con el FMI, se debería reducir a un 50% o 60% nominal anual”.

“Tenemos una política de parches que se acumulan, lo que conduce a una recesión”, concluyó Juan Luis Bour. “Los precios de las commodities han empezado a declinar: en julio ya se encuentran en los niveles registrados antes de la invasión rusa a Ucrania. Los últimos datos del BCRA muestran un nivel de reservas netas preocupante que, según la medición que se utilice, podría ser muy bajo o directamente negativo. El acuerdo con el Fondo representa un ancla cada vez más débil. ¿Cuál es la salida más ordenada de esta situación? Algún freno del gasto a corto plazo, una eventual devaluación del tipo de cambio oficial, y un ajuste de tasas de interés a niveles próximos al de la inflación”.